07 Oct, 2008
El otro lado
¿Cómo serán las cosas cuando no las estamos mirando? Esta pregunta, que cada día me parece menos disparatada, me la hice muchas veces siendo niño, a mí mismo me la hacía, no a padres ni a profesores porque adivinaba que se reirían de mi ingenuidad (o de mi estupidez, según opiniones más radicales) y me darían la única respuesta que nunca me podría convencer: “Las cosas, cuando no las miramos, son iguales a lo que parecen cuando no las estamos mirando”. Siempre he pensado que las cosas, cuando están solas, son otras cosas. Más tarde, ya en ese período de la adolescencia que se caracteriza por la desdeñosa presunción con que juzga la infancia de donde proviene, supuse que tenía la respuesta definitiva a la inquietud metafísica que atormentaba mis tiernos años: pensé que si regulase una máquina fotográfica de modo que se disparara automáticamente en una habitación en la que no hubiera ninguna presencia humana, conseguiría sorprender desprevenidas a las cosas, y así, de esta manera, acabaría conociendo el aspecto real que tienen. No se me ocurrió que las cosas son más listas de lo que parecen y no se dejan engañar con tanta facilidad: saben muy bien que en el interior de cada máquina fotográfica hay un ojo humano escondido… Además, aunque el aparato, con astucia, hubiera podido captar la imagen frontal de una cosa, siempre el otro lado se quedaría fuera del alcance del sistema óptico, mecánico, química o digital del registro fotográfico. Ese lado oculto al que, en el último instante, irónicamente, la cosa fotografiada habría hecho pasar su cara secreta, ese hermano gemelo de la oscuridad. Cuando en una habitación inmersa en total obscuridad encendemos una luz, la oscuridad desaparece. Entonces no es extraño que nos preguntemos: “¿Adónde ha ido a parar?” Y la respuesta sólo puede ser una: “No ha ido a ningún sitio, la oscuridad es simplemente el otro lado de la luz, su cara secreta”. Es una pena que no me lo hubieran dicho antes, cuando era niño. Hoy sabría todo sobre la oscuridad y la luz, sobre la luz y la oscuridad.