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Otros Cuadernos de Saramago

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02 May, 2009

Expulsión

Espero que a estas horas los agresores de Vital Moreira ya hayan sido identificados. ¿Quienes son, finalmente? ¿Qué les hizo proceder de forma tan repudiable? ¿Qué relaciones partidarias son las suyas? Sin duda la respuesta más clarificadora será la que se de a la última pregunta. A Vital Moreira le han llamado “traidor”, y esto, se quiera o no se quiera, es bastante claro para que lo tomemos como el cordón umbilical que relaciona el despreciable episodio de la manifestación del 1º de Mayo con la salida de Vital Moreira del Partido Comunista hace veinte años. En este momento estamos asistiendo a algo ya conocido, todo el mundo, con la más clara falta de sinceridad, pide disculpa a todo el mundo o exige, como vestales ofendidas, que otros se disculpen. De repente, nadie parece interesado en saber quienes fueron los agresores, dignos continuadores de aquellos célebres matones que ejercieron una importante actividad política a través de la porra en épocas pasadas. No tanto por contrariar, sino por cuestión de higiene mental, me gustaría saber qué relación orgánica existe (si existe) entre los agresores y el partido del que soy militante hace cuarenta años. ¿Son militantes también ellos? ¿Son meros simpatizantes? Si son sólo simpatizantes, el partido nada podrá contra ellos, pero, si son militantes, sí, podrá. Por ejemplo, expulsarlos. ¿Qué dice a esta idea el secretario general? ¿Serán provocadores ajenos a la política, desesperados por sufrir esta crisis y que piensan que el enemigo es el PS y su candidato independiente a las elecciones europeas?… No se puede simplificar tanto, ni en la calle ni en los despachos.

Aunque lo hayan incluido en la lista de los candidatos, el Premio Nobel de Literatura nunca se encontrará con su amigo Vital Moreira en el Parlamento Europeo. Se diría que la culpa es suya, pues siempre quiso ir en lugar no elegible, pero también habrá que decir que sobre él en ningún momento se ejerció la mínima presión para que no fuese así. Ni siquiera la Asamblea de la República pudo conocer mis brillantes dotes oratorias… No me quejo, más tiempo he tenido para mis libros, pero lo que es, es, y alguna explicación tendrá que tener. Que espero que no sea la de considerarme a mí también traidor, pues aunque militante disciplinado, no siempre he estado de acuerdo con decisiones políticas de mi partido. Como, por ejemplo, la de presentar listas separadas para el Ayuntamiento de Lisboa, que, a lo que se ve, vamos a entregar a Santana Lopes, eso sí, sin que nadie haya perdido la virginidad del pacto municipal. Me apetece decir “Dios nos valga”, porque nosotros parecemos incapaces.