02 Mar, 2009
Elecciones
Como siempre, unos ganaron, otros perdieron. Estas campañas electorales son monótonas, reiterativas y, tal vez su pecado mayor, previsibles. Lo son aquí y en todas partes. Contados los votos, unos ríen, otros lloran. Los triunfadores son generosos, agradecen a todo el mundo, los derrotados también, aunque el dolor les frene la efusión retórica. No le agradecen a Deus porque dejó de usarse, pero le besarán la mano al obispo en la primera ocasión. En cuanto a los electores, esos ya van dándole poca importancia a las promesas. Queda todo para la campaña siguiente, cuando se airee nuevamente la bandera y, cada vez con menos ánimo, se intente renovar la esperanza. Así vamos andando y, a partir de ahora, a la espera do Godot, es decir, de Obama. Vamos a ver cuanto tiempo dura la botella de oxígeno.