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Otros Cuadernos de Saramago

Otros Cuadernos de Saramago

Hace un año José Saramago escribió su penúltima entrada en el blog:

(Texto dictado por José Saramago)

Las lágrimas del Juez Garzón hoy son mis lagrimas. Hace años, un medio día, conocí una noticia que fue de las mayores alegría de mi vida: el procesamiento de Pinochet. Este medio día he recibido otra noticia, ésta de las más tristes y desesperanzadas: que quien se atrevió con los dictadores ha sido apartado de la magistratura por sus pares. O mejor dicho, por jueces que nunca procesaron a Pinochet ni oyeron a las víctimas del franquismo.Garzón es el ejemplo de que el campesino de Florencia no tenía razón cuando, en plena Edad Media, hizo sonar las campanas de su iglesia a difuntos ya que, dijo, la justicia había muerto. Con Garzón sabíamos que las leyes y su espíritu estaban vivos porque le veíamos actuar. Con el apartamiento de Garzón de la Audiencia Nacional de España las campanas, después del repique a gloria que harán los falangistas, los implicados en el caso Gurtell, los narcotraficantes, los terroristas y los nostálgicos de las dictaduras, volverán a sonar a muerto, porque la justicia y el estado de derecho no han avanzado, no han ganado en claridad y quien no avanza, retrocede. Tocarán a muerto, sí, pero millones de personas saben señalar el cadáver, que no es el de Garzón, esclarecido, respetado y querido en todo el mundo, sino de quienes, con todo tipo de argucias, no quieren una sociedad con memoria, sana, libre y valiente.

Dentro o fuera de mí, cada día sucede algo que me sorprende, algo que me conmueve, desde la posibilidad de lo imposible a todos los sueños e ilusiones. Esa es la materia de mi escritura, por eso escribo y por eso me siento tan bien escribiendo aquello que siento. ABC, Madrid, 20 de abril de 1989José Saramago en sus palabras
05 May, 2011

Obra humana

Al diablo y a Dios los llevamos dentro: ahí nacieron y ahí siguen viviendo. El bien y el mal son obra humana. No puedo creer en un Dios que no existe o que nunca se presentó. Yo no necesito a Dios. Nunca he tenido ninguna crisis religiosa. He vivido mi ateísmo en una tranquilidad total. Y me digo a mí mismo: has nacido, estás viviendo, morirás, y se acabó.El Universal, México D. F., 16 de mayo de 2003José Saramago en sus palabras