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Otros Cuadernos de Saramago

Otros Cuadernos de Saramago

20 Ene, 2009

De dónde?

¿De donde ha salido este hombre? No pido que me digan donde nació, quienes fueron sus padres, qué estudios hizo, qué proyecto de vida diseñó para él y para su familia. Tudo esto lo sabemos más o menos, ahí está su autobiografía, libro serio y sincero, además de inteligentemente escrito. Cuando pregunto de dónde salió Barack Obama estoy manifestando mi perplejidad porque este tiempo en que vivemos, cínico, desesperanzado, sombrío, terrible en mil de sus aspectos, haya generado una persona (es un hombre, podía ser una mujer) que levanta la voz para hablar de valores, de responsabilidad personal y colectiva, de respeto por el trabajo, también por la memoria de aquellos que nos antecedieron en la vida. Estos conceptos que alguna vez fueron la argamasa de la mejor convivencia humana han sufrido durante mucho tiempo el desprecio de los poderosos, esos mismos que, a partir de hoy (podemos darlo por seguro), vestirán a todo correr el nuevo modelo y clamarán en todos los tonos: “Yo también, yo también.” Barack Obama, en su discurso, nos ha dado razones (las razones) para que no nos dejemos engañar. El mundo puede ser mejor que esto que parece una condena. En el fondo, lo que Obama nos ha dicho es que otro mundo es posible. Muchos ya lo veníamos diciendo desde hace tiempo. Talvez la ocasión sea buena para que intentemos ponernos de acuerdo sobre el modo y la manera. Para comenzar.
20 Ene, 2009

Obama

A Martin Luther King lo mataron. Cuarenta mil policías velan en Washington para que hoy no le suceda lo mismo a Barack Obama. No le sucederá, digo, como si estuviera en mi mano el poder de conjurar las peores desgracias. Sería como matar dos veces el mismo sueño. Talvez todos seamos creyentes de esta nueva fe política que irrumpió en Estados Unidos como un tsunami benévolo que se va a llevar todo por delante separando el trigo de la paja y la paja del grano, talvez sigamos creyendo en milagros, en algo que venga de fuera para salvarnos en el último instante, entre otras cosas, de ese otro tsunami que está arrasando el mundo. Camus decía que si alguien quiere ser reconocido basta con que diga quien es. No soy tan optimista, pues, en mi opinión, la mayor dificultad está precisamente en la indagación de quienes somos, en los modos y en los medios para alcanzarlo. Sin embargo, ya sea por simple casualidad, ya sea a caso hecho, Obama, en sus múltiples discursos y entrevistas, ha dicho tanto de sí mismo, con tanta convicción y aparente sinceridad, que a todos ya nos parece que lo conocemos íntimamente y desde siempre. El presidente de Estados Unidos que hoy toma posesión resolverá o intentará resolver los tremendos problemas que le esperan, talvez acierte, talvez no, y algo de sus insuficiencias, que ciertamente las tendrá, se las tendremos que perdonar, porque errar es propio del hombre como por experiencia hemos aprendido a nuestra costa. Lo que no le perdonaríamos jamás es que llegara a negar, deturpar o falsear una sola de las palabras que ha pronunciado o escrito. Podrá no conseguir establecer la paz en Oriente Próximo, por ejemplo, pero no le permitiremos que cubra el fracaso, si tal se produce, con un discurso engañoso. Lo sabemos todo de discursos engañosos, señor presidente, mire bien donde se mete.