17 Oct, 2011
"Claraboya" XVII
Tenía que pensar en lo que iba a hacer. Y pensar de prisa, antes de que él se despertara. Pensar antes de que fuera demasiado tarde. Pensar, ahora que el odio estaba vivo y sangraba. Cedió una vez, no quería ceder otra. Pero el recuerdo de las sensaciones comenzó a perturbarla. Nunca, hasta esa noche, había alcanzado las más altas cumbres del placer. Incluso cuando mantenía relaciones con el marido jamás experimentó aquella aguda sensación de temer la locura y desearla.