05 Oct, 2011
"Claraboya" V
Con un esfuerzo lento y penoso, como si el cuerpo se negara al movimiento, se levantó y encendió la luz. El comedor, donde se encontraba, era grande, y la lámpara que lo iluminaba tan débil que de la oscuridad apartada quedaron penumbras por las esquinas. Las paredes desnudas, las sillas de espaldar vertical, duras e inapetentes, la mesa sin brillo y sin flores, los muebles carentes de lustre y casi desguarnecidos, y Justina sola, en medio de este frío, muy alta y delgada, el vestido negro, y los ojos negros, profundos y callados.