Saltar para: Post [1], Pesquisa e Arquivos [2]

Otros Cuadernos de Saramago

Otros Cuadernos de Saramago

30 Mar, 2009

Raposa do Sol

De tarde en tarde el día amanece diferente. Que lo digan los indios de la reserva indígena da Raposa do Sol en el Estado de Roraima, al norte de Brasil, a quienes el Supremo Tribunal Federal acaba de reconocerles y confirmar definitivamente su derecho a la plena posesión y al uso pleno de los mil kilómetros cuadrados de superficie de la reserva. La sentencia no deja ningún margen de dudas: los no indios deben salir inmediatamente de la Raposa do Sol, así como las empresas arroceras que durante años invadieron el territorio y en él se instalaron abusivamente. Ya en 2005 el presidente Lula había decidido la entrega de la reserva a los indígenas y la salida de las empresas arroceras, pero las autoridades del Estado de Roraima, favorables a los arroceros, recurrieron al Supremo Tribunal por considerar inconstitucional el decreto presidencial. Cuatro años después el Supremo ha decidido la cuestión y ha puesto una piedra definitiva sobre el asunto. No todo, sin embargo, son rosas en este idílico cuadro. Finalmente, la lucha de clases, tan discutida en épocas relativamente recientes y que parecía haber sido condenada al cubo de la basura de la Historia, existe de verdad. Con esta visión unilateral que tenemos nosotros, los europeos, de los problemas sociales de América Latina, tendemos a ver unanimidades donde no existen ni existieron nunca. En la Raposa do Sol, los indios adinerados, que también los hay, hicieron causa común con los no indios y con las empresas arroceras. La fiesta fue de los otros, de los pobres.

Más abajo, en la Ciudad Maravillosa, la de la samba y del carnaval, la situación no está mejor. La idea, ahora, es rodear las favelas con un muro de cemento armado de tres metros de altura. Tuvimos el muro de Berlín, tenemos los muros de Palestina, ahora los de Río. Entretanto, el crimen organizado campea por todas partes, las complicidades verticales y horizontales penetran los aparatos del Estado y la sociedad en general. La corrupción parece imbatible. ¿Qué hacer?